Mariano Rajoy más cerca de presidir el Gobierno de España*REGINO DÃŒAZ REDONDO

“La Vida es el mejor discípulo del Arte, el único”
Oscar Wilde – La Decadencia de la Mentira

Por Regino Díaz Redondo, MADRID.- El poco oxigeno que le queda a Pedro Sánchez se redujo en forma alarmante. El líder del PSOE lucha aún pero puede renunciar a su puesto en cualquier momento. Nada le ha salido bien. Los votantes no responden, sus amigos le palmean la espalda y la vieja ola socialista, tan democrática entonces, le ha puesto en la mira y quiere acabar con él.
De nada sirven los cientos de discursos e intervenciones que hizo durante el tiempo en que estaba en campaña y cuando intentó formar gobierno. En Galicia y Euskadi la bofetada fue morrocotuda y quizá no se levante.
En espera de sus despojos están algunos chisgarabís que sonríen de lado y buscan beneficios como de costumbre. El equipo negociador de Pedro pierde argumentos y apoyos cada hora.
El triunfo de Alberto Núñez Feijóo (PP) por holgada mayoría absoluta en tierras gallegas, no sólo lo aplasta más sino que lo utiliza como uno de los trampolines posibles, para que, en un futuro, aspire a ser Jefe del Ejecutivo.
No muy tranquilo debe estar Mariano Rajoy quien oye a sus espaldas, ya casi a su lado, el retumbar de los tambores de guerras políticos y escucha de sus incondicionales las posibilidades que tiene para seguir como candidato a repetir en la Moncloa.
Los resultados obtenidos en el país vasco son un poco más complejos. Íñigo Urkullu gana pero necesita de una alianza que le pueden dar cualquiera de las formaciones que compitieron con él en la votación para Lehendakari.
El vaso camina con paso firme y a plomo. Sabe que su influencia es importante y que, quizá más ahora que nunca, su decisión de voto para presidente del Gobierno tendrá que ser revisada nuevamente aunque no gusten mucho los populares ni los socialistas.
Entre medias las Mareas han detenido su progresión y la fuerza que tuvieron, aunque fuera simbólica, se ha disipado y permanece en un término medio en las dos votaciones regionales ocurridas el domingo pasado.
Si acaso, Podemos se significa como un partido que avanza con dudas y enfrentamientos pero seguro de que su recuperación es cuestión de tiempo. Nació casi desnudo e incompleto. No tuvo bien definido el camino hacia las curules y perdió el tiempo en discusiones baladíes que los medios de comunicación se encargaron de festejar y restregar sobre el rostro de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
Hace nueve meses fuimos a las urnas con el anhelo de que el país podía cambiar su futuro y sus leyes para hacerlas más asequibles al común de la gente. Hoy, el conglomerado del partido de Frankenstein sabe muy bien que su única labor en estos momentos será la de combatir con ahínco para echar abajo las leyes antipopulares creadas por el PP y compaginar acuerdos puntuales con alguno de los partidos que están en el hemiciclo.
Iglesias y Errejón saben bien que ya no tienen ninguna oportunidad de integrar una coalición viable y creíble para formar un gobierno distinto al que, si no ocurre una catástrofe, dirigirá Mariano Rajoy a partir de unos cuantos días.
Ya nada puede esperarse y las sorpresas se han dado todas, juntas y rotundas, y demuestran que la gente prefiere, por el momento, seguir con el PP como base fundamental para salir adelante.
Se equivocan totalmente. Rajoy tendrá que abdicar de muchos de sus decretos y leyes hechas a la carrera pero mantendrá una hegemonía importante y seguirá siendo el jefe del Ejecutivo nacional de la ahora cuarta potencia europea.
Sin embargo, esta situación sirve para despertar el ánimo de aquéllos que se cansaron de tantos chismes, susurros, mentiras, rectificaciones y egoísmo Los españoles, poco afectos a las papeletas de votantes, tiraron la toalla y muchos se quedaron en casita en espera de los acontecimientos que son, por obvios, los que la gente de la política esperaba.
Tiraron la toalla: “-Joder, ya está bien- estos tipos no sirven para nada. Hay que echarlos y que vengan otros-”, se oye por ahí.
En suma, la gente está decepcionada de la forma en que se desarrollaron los hechos, y lo que falta todavía, durante todo este tiempo, un contencioso insólito e inédito en España.
Volvemos a ser únicos. Sí, únicos en los extremos, salimos de reinitos, de dictaduras, de seudo-democracias, y nos metemos en la vorágine del voto popular sin saber qué es y cuáles son las reglas que se utilizan para que el país funcione con la debida agilidad y conocimiento.
La mañana de hoy lunes, doce horas después de cerrarse las casillas en las dos regiones del norte de España, los salones, pasillos y accesos a las curules se llenaron de diputados, achichicles y aprovechados.
Más que antes, los intermediarios de cualquier bando que sean aprovecharon para estrechar la mano de aquéllos que en un momento denostaron y sancionaron con ceremoniosas frases y argumento que no sirvieron para nada.
Tendrá que despejarse el ambiente en estas próximas horas o días, sin falta. Casi es imposible hablar de terceras elecciones y, si a ellas lleváramos, los resultados ratificarán la inclinación ascendente de los populares al servicio de los grandes empresarios que hacen trampas y viven a cuerpo de soberano.
Es curioso percatarse que los miembros de la Conferencia Episcopal, salvo excepciones como en Alcalá de Henares, se han mantenido callados y recogidos, conscientes de que su candidato sube como la espuma y que lo demás es pluma al viento y aires insanos.
En este momento hay dos hechos evidentes y claros: Ciudadanos ha perdido fuerza en el país y no figura en las listas de candidatos para las diputaciones de Galicia y Euskadi.
Su fracaso es evidente y demuestra que los cambios de parecer y la falsa bonhomía de Albert Rivera, su presidente, no han dado los resultados apetecidos. Habrá justificaciones. Las redes sociales, los periódicos digitales, los impresos, las revistas y la televisión se encargarán de difundir comentarios y aseveraciones.
Y además, alguna que otra dimisión que vendrá forzada por la presión que están ejerciendo González y Guerra, desde que el grupo del que forman parte, pasó a integrar consejos de administración y asesoramiento en empresas privadas que manejaron durante su mandato.
Y como el devenir del momento cambia con rapidez podemos decir que ahora, en este instante, los nombres que más suenan para dar la gran batalla por el gobierno de la nación son Núñez Feijóo y Susana Díaz.
Aunque esto sea excesivo ambos tienen el porvenir abierto y el aire a su favor y sería cometer un error no aprovecharlo.
El tejido social de la gente está muy débil y hay quien recurre a mañas sucias y abrazos traidores para mantener una posición que no merece. La verdad, la de las urnas, apunta bien claro a que los populares continúan siendo el primer partido del país con una ventaja importante y un seguro de vida que quizás avalen algunos miembros del IBEX.
¡A ver ahora (ahoritita) qué pasa!
RDR
Articulo Exclusivo Revista Online Enlagrilla.com






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